Sufría depresión, diabetes y sobrepeso. Para finales de los años cincuenta Ernest Hemingway, uno de los autores más influyentes del siglo XX, se encontraba a las puertas de la muerte. Bebedor, pendenciero, acusado de misógino y homófono decidió abandonar Cuba cuando el gobierno de Castro anunció que las propiedades de los norteamericanos serían nacionalizadas. Un año después, en julio de 1961 se quitaría la vida.
Los inicios
En la década de los años veinte buena parte de su trabajo fue ignorado. En 1925 Fitzgerald lo recomendó a Maxwell Perkins y le sugirió algunas correcciones. Perkins reconoció el potencial del joven rebelde y lo ayudó a publicar Fiesta. Un trabajo que de inmediato lo posicionó como uno de los escritores más prometedores de su generación, dueño de un estilo único, tan provocador que su siguiente novela, Adiós a las armas, fue publicada con innumerables guiones y rayas que censuraban el lenguaje grosero de los personajes.
El estilo de Hemingway
Hemingway trabajó durante años en la búsqueda de un estilo pulcro y aséptico. Su concepción del arte incluía el uso de la técnica de la omisión. Una estrategia narrativa que conecta al lector con una historia sumergida que nunca se revela. Sin embargo aparecen diseminadas, por aquí y por allá pequeñas puntas de lanza, afiladas y dolorosas que desentonan con el argumento y que hacen cuestionarse al lector el contenido de la historia.
La narrativa
La narrativa de Hemingway es la historia del dolor y la tristeza contada desde la perspectiva de la soledad. No está interesado en narrar historias de amor cursis y melodramáticas y sin embargo, el periplo de Lady Ashley la protagonista de Fiesta contiene en sí mismo el germen del melodrama.
La inconstancia de Lady Ashley, su huida de París para vivir una aventura con su amante y el posterior regreso a París, a los brazos de su amante, se convierten en una radiografía de la generación de posguerra que no dudaron en nombrar, en la época, como la generación perdida.
El mito del héroe
Gran parte de su producción transcurre alrededor de la figura del héroe. Sus grandes temas son el amor y la guerra. Incursiona en el sentimiento de pérdida desde una óptica diferente. Lo que le interesa reflejar es el gran desamparo que se esconde tras las ruinas de un gran amor, la fragilidad de los seres humanos ante la vida, la postura heroica del héroe moderno y su soledad.
Las claves de su escritura
Su estilo directo y escueto, permeado por el oficio de periodista aún genera críticas ácidas. En el año 2012 el novelista John Irving rechazó la mayor parte de su obra, salvo algunos cuentos. No obstante, la obra de Hemingway se sigue estudiando en las universidades y sus lectores se cuentan por millones.
Hemingway se convirtió en el maestro del resumen y la pulcritud estilística. Su principal ardid consistía en involucrar al lector en una lectura activa en la que el peso de la trama, descansa en buena medida, sobre los hombros del lector. Sus frases ligeras y desprovistas de grasa marcaron a toda una generación, después de él la mayoría de los autores lo evitaron o siguieron sus pasos.
Resumen
Hoy en día la influencia de Hemingway es notoria. La teoría del Iceberg goza de plena salud. El viejo y el mar, a pesar de los años, se sigue leyendo con la misma frescura que en los años cincuenta.
Al igual que en el caso de Fitzgerald, la depresión y el alcoholismo están unidos a la figura del maestro. Su vida, convulsa y contradictoria ha pasado a formar parte del imaginario colectivo donde ocupa el lugar del héroe enfrascado en una lucha constante con la naturaleza, con el hombre, con la mujer, consigo mismo. Una lucha que lo persiguió durante toda su vida y de la que se libró solo con la muerte.